Somos lo que comemos ?
La dieta genética, el secreto para que tu cuerpo aproveche al máximo lo que comes.
Salud. Millones de personas se han vuelto comedores cada vez más
conscientes y ponen mucha atención a lo que consumen. A diferencia de
los comedores inconscientes (aquellas personas que mantienen a las
cadenas de comida rápida y consumen alimentos procesados cargados de
azúcares y grasas agregadas), este tipo de comedores está cada vez más
al tanto de que cada bocado que entra provoca reacciones positivas o
negativas en su cuerpo.
Los genes pueden llevar la consciencia al comer al siguiente nivel.
En vez de contar las calorías, las vitaminas, las grasas, las proteínas y
los carbohidratos, la dieta genética aborda directamente las reacciones
del cuerpo de una forma que no se conocía hace unas cuantas décadas.
Una vez que te des cuenta de que toda tu vida ha sido un diálogo entre
tu estilo de vida y tus genes, nunca volverás a comer igual. Esta es una
gran noticia. En vez de estar encerrados en aislamiento, fijos e
inmutables, nuestros genes reaccionan a la forma en la que vivimos.
Digamos que te comes un plátano. Mientras se procesa en tu estómago y
en tu tracto intestinal, estos son los pasos clave del diálogo que
sostienes con tu cuerpo: el plátano se descompone en nutrientes
esenciales. Estos desencadenan reacciones en los miles de especies de
bacterias que viven en tus entrañas, conocidas en conjunto como
microbioma.
Algunos nutrientes pasan a través de las paredes del
intestino y hacia el torrente sanguíneo y cuando cualquiera de los
nutrientes llega a una célula, desencadena una reacción potencial en la
actividad genética. Mientras tanto, las partes sin digerir del plátano,
particularmente la fibra, sirven para alimentar al microbioma aunque tu
cuerpo no la digiera. Las células nutridas envían señales al cerebro y
algunas sirven para determinar qué quieres comer después, además de
cuándo y cuánto.
Aunque todo este ir y venir ocurre a nivel químico, es un diálogo
genuino. Cada célula está atenta a todos los mensajes que van y vienen
entre las demás células y lo hace a través del cambio de su propio
perfil químico, como lo indican sus genes.
La nueva genética considera que el estilo de vida es uno de los
aspectos principales de la reacción dinámica, fluida y constantemente
cambiante de cada célula. La dieta es solo uno de los aspectos, pero
está relacionada con las emociones (razón por la que mucha gente come
para consolarse), el equilibrio hormonal (que puede romperse si comemos
demasiado), el ejercicio, el ritmo del sueño y muchas otras cosas.
Si entiendes este diálogo, el bienestar puede volverse un asunto holístico sobre el que tendrás control.
La inflamación
Esta parte natural del proceso de curación ha intrigado a la medicina
desde hace mucho. Las zonas heridas o enfermas reciben sangre y oxígeno
adicional. La curación requiere de la inflamación durante gran parte
del tiempo. De igual forma, los tejidos inflamados suelen provocar dolor
y si la inflamación es excesiva, puede tener efectos negativos
drásticos.
Ahora se cree que la inflamación crónica de nivel bajo,
aquella que no puedes ver y que probablemente ignoras, puede tener una
función crucial en una amplia gama de trastornos crónicos tales como la
enfermedad cardíaca, la diabetes, la obesidad y el cáncer.
Si combinas esta información con el descubrimiento de que los
intestinos tienen un rol crucial en la inflamación de nivel bajo,
tendrás un incentivo poderoso para contrarrestar la inflamación con la
dieta. Uno de los hallazgos fue que comer un desayuno típico de cadena
de comida rápida, alto en grasa y calorías, provoca que cinco de los
marcadores de la inflamación se eleven radicalmente en el torrente
sanguíneo mientras que beber un vaso de jugo de naranja sirve para
bloquear el efecto inflamatorio.
Por lo tanto, damos una importancia particular a una dieta
antiinflamatoria, misma que podría revolucionar la forma de comer
conscientemente. Si reducimos tan solo este factor, podríamos tener
efectos generalizados en todo lo que el cuerpo hace y ver una diferencia
crucial en cuanto a inmunidad, envejecimiento, sueño y control del
peso.
Esencialmente, el enfoque antiinflamatorio efectivo consta de dos
partes: primero pones atención a los alimentos que escoges y en segundo
lugar, nutres a tu microbioma para que sea tu aliado en el combate a la
inflamación durante el proceso digestivo.
En general, una dieta equilibrada, preferentemente de productos
orgánicos, es el mejor comienzo para prevenir la inflamación crónica.
De igual forma, el evitar el exceso de grasas y de carbohidratos
simples (que usualmente se encuentran en todos los alimentos procesados y
en la comida chatarra) mantiene a raya la reacción química
inflamatoria. Esta pauta general es más importante que elegir un
alimento específico.
Con todo, algunas fuentes de nutrición confiables
han desarrollado listas de alimentos conocidos por sus efectos
antiinflamatorios entre los que se encuentran los pescados grasosos, las
moras, las nueces, las semillas, los granos integrales, los vegetales
de hoja color verde oscuro, la soya y los lácteos bajos en grasa, los
pimientos, los tomates, el ajo y el aceite de oliva.
Cómo nutrir a tu microbioma
Hay mucho que aprender sobre el perfil genético de los cientos de
miles de microorganismos que habitan en el cuerpo. Sin embargo, parece
que lo esencial está claro. Estos genomas agregados son parte natural de
nosotros, no son invasores ni son extraños. El genoma humano ha
evolucionado junto con el de nuestros aliados microscópicos desde hace
millones de años. Por lo tanto, el mantener sano al microbioma,
particularmente en el tracto intestinal, podría ser uno de los factores
más importantes del bienestar duradero.
Como el microbioma cambia constantemente y en vista de que hay
grandes diferencias en los cultivos de flora intestinal en todo el
mundo, aún no está claro cuál es la mejor forma de fomentar y mantener
un microbioma sano. Agregar probióticos a tu dieta (microorganismos
adicionales que se toman como suplemento) está de moda, particularmente
en alimentos como el yogur activo.
No se han hecho muchas
investigaciones sobre los beneficios duraderos de los probióticos y
aunque tomarlos no te perjudica, lo que parece más importante son los
llamados prebióticos: las fibras contenidas en los alimentos integrales
naturales que sostienen a nuestras bacterias intestinales.
Como se explica brevemente en una publicación en el sitio web
nutritionfacts.org, "la superficie total de nuestros intestinos es de
alrededor de 278 metros cuadrados contando todos los dobleces; es mayor
que una cancha de tenis. Sin embargo, una sola capa de células separa a
nuestro centro del caos exterior. El combustible que mantiene viva a
esta importantísima capa de células es un ácido graso de cadena corta
llamado butirato, mismo que nuestras bacterias producen con la fibra que
comemos. Si alimentamos a las bacterias buenas que viven en nuestras
entrañas, ellas nos alimentarán".
Como ocurre con muchas otras cosas del microbioma, aún no se entiende
bien a bien cuál es la función exacta de los prebióticos, pero el
principio básico es la variedad. Usa fuentes de fibra tales como los
vegetales y las frutas enteras, los granos integrales y las nueces.
Evita los alimentos blancos: el arroz, el trigo y el azúcar procesados
son los principales ejemplos. En el proceso de refinación, estos
alimentos pierden casi toda la fibra y los micronutrientes que se
encuentran principalmente en la cubierta (cáscarilla) y en el germen de
sus semillas cuando están completas, así como la melaza que se elimina
para agregar azúcar blanca.
Una dieta de alimentos integrales naturales elimina la necesidad de
agregar suplementos de fibra en el caso de la mayoría de las personas.
Además, hay que tener cuidado con las fibras duras como la del salvado,
ya que pueden irritar la pared intestinal. En caso de indigestión
crónica, intestino irritable, estreñimiento, diarrea, etc., es necesario
buscar el consejo de un médico antes de tomar un tratamiento de fibra
adicional o de alterar drásticamente tu dieta.
Por: CNN.
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