Almacenamiento de semillas para el juicio final se abre para abastecer a Siria.
Mundo.-La humanidad ha tenido que sacar provecho de su póliza de seguro antes de lo esperado.
En lo profundo de la ladera de una montaña en el archipiélago del Ártico está la Bóveda Global de Semillas de Svalbard.
Este banco, conocido como la "bóveda del juicio final", es operado por
el gobierno noruego y tiene el objetivo de ser el respaldo de la
humanidad en caso de una catástrofe devastadora que diezme las cosechas.
Pero eso no fue lo que causó que los científicos tuvieran que entrar y
hacer un retiro. Más bien, fue a causa de la mayor parte de los
desastres provocados por el hombre y que pudieron prevenirse... la
guerra.
La muerte, la devastación y la inimaginable brutalidad se ha
convertido en el sello distintivo de la amarga guerra civil que saquea a
Siria. En medio de una de las zonas más disputadas en Alepo se
encuentra un tesoro de material genético de cultivos alimenticios que la
guerra ha dejado inaccesible.
Un importante depósito en el Creciente Fértil
El banco de genes en Alepo, dirigido por el Centro Internacional para las Investigaciones Agrícolas en las Zonas Áridas
(ICARDA, por sus siglas en inglés), alberga una importante colección de
semillas recogidas alrededor de todo el Creciente Fértil y más allá.
El banco de genes del ICARDA en Alepo, uno de los más importantes en
el mundo, cuenta con más de 135.000 variedades de cultivos trigo, habas,
lentejas y garbanzos, así como la recolección de cebada más valiosa del
mundo.
"Estas son las variedades naturales que fueron heredadas de nuestros
bisabuelos, la mayoría de ellas lamentablemente ya están extintas
ahora", dijo el director general de ICARDA, Mahmoud El-Solh. "Y aquí es
donde la cuna de la agricultura [estuvo ubicada] hace 10.000 años. En
esta parte del mundo, muchos de los cultivos importantes fueron
domesticados desde el medio silvestre hasta el cultivo".
ICARDA necesita reconstruir su colección de las existencias de
material genético, puesto que ya no puede tener acceso a su propia
bóveda en Alepo, y sembrar las tierras alrededor de ella.
Y ahí es donde la guerra en Siria se conecta a una remota bóveda de semillas en el Ártico.
"Esta es una misión de rescate, estas semillas no pueden ser
reemplazadas", dijo el representante de ICARDA, Thanos Tsivelikas, quien
está supervisando el retiro de la bóveda.
Para el 2012, el centro ICARDA de Alepo había enviado casi el 80% de
las semillas y muestras a la Bóveda Global de Semillas como respaldo, y
su último depósito fue en el 2014.
Y ahora, Solh y su equipo de ICARDA tienen el reto de mantener y
reproducir una de las colecciones más importantes de la humanidad de
líneas genéticas de cultivos alimenticios.
Trasladado al vecino Líbano
Habiéndola trasladado al Líbano, Solh abre la puerta a una bóveda en el Agricultural Research and Educational Center
(Centro de Investigación y Educación Agrícola) en el campus de la
Universidad Americana de Beirut, en el valle de Bekaa. Aquí es donde
ICARDA almacena las semillas que recibió de vuelta de Svalbard.
Solh sacude cuidadosamente unas pocas briznas de lo que parecía ser
trigo afuera de un sobre marrón. Esa es la planta de la que el trigo que
comemos hoy en día se originó hace 10 milenios.
"Esta es una fuente de rasgos deseables, incluyendo tolerancia a la
sequía, incluyendo la tolerancia al calor, incluyendo la resistencia a
la enfermedad y así sucesivamente. Así que esto ha vivido a través de la
selección natural durante más de cientos de años", dijo.
A una distancia de 10 minutos en auto, y justo al otro lado de la
cadena montañosa de Siria, ICARDA está construyendo una nueva bóveda.
Para comenzar la reposición de las existencias, hay invernaderos
cercanos donde las semillas serán plantadas, cultivadas y reproducidas.
Una vez que sean reaprovisionadas, las semillas otra vez estarán
disponibles para los investigadores y para otras bóvedas de semillas.
Un proyecto paralelo se está estableciendo en Marruecos para asegurar
que la humanidad siempre tenga acceso a esta insustituible provisión de
material genético.
"Dos tercios de material proviene de zonas secas que... está adaptado
a ambientes muy agresivos y poseen rasgos deseables" para la sequía, el
calor, el frío, la salinidad y las plagas", dijo Solh.
Los investigadores están buscando una manera de mejorar los cultivos
alimenticios con líneas genéticas existentes y extintas en la naturaleza
que están más adaptadas a los desafíos que podrían venir más adelante
con el calentamiento global.
Las respuestas podrían muy bien estar en estas semillas específicas
cosechadas en un momento específico en el tiempo. Sosteniendo una
pequeña haba, Solh dijo: "Esta variedad nos podría ayudar a adaptarnos
al cambio climático".
cambio climático es una realidad y que el cambio
climático está cambiando todo el ambiente en términos de más sequías,
ambientes más calurosos e incluso, nuevas enfermedades".
ICARDA y otros saben que el pasado podría muy bien contener la clave
de nuestro futuro, aun cuando nadie pensó que vería un retiro tan masivo
en toda su vida.
Fuente; CNN.
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